Monday, November 20, 2017

El Perú Provida es Moralmente Superior, por Rebecca Kiessling

Es un gran honor que me hayan invitado a hablar en Perú en el Primer Congreso Internacional DEFIENDE LA VIDA PERU. Soy abogada, esposa, madre de cinco hijos, conferencista pro vida internacional, escritora y Presidenta de Save the 1 (Salvar El 1), una organización pro vida internacional con una red de más de 525 personas que fueron concebidas en una violación (como yo) y madres que quedaron embarazadas como consecuencia de una violación y que, o bien han criado a sus propios hijos concebidos en violencia, son madres biológicas que los entregaron en adopción o abortaron en su momento y ahora lamentan haberlo hecho. Además, tenemos cientos de padres en nuestra red a los que se les recomendó abortar debido a diagnósticos pre-natales incompatibles con la vida, u otros también cuyos padres fueron aconsejados con la opción del aborto. Valoramos nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos. Y por eso animamos a la gente del Perú a continuar protegiendo la vida humana, ¡SIN EXCEPCIÓN!

Estoy segura que habrán oído a los que promueven el aborto decir que es una atrocidad forzar a la víctima de una violación a llevar en su seno “al hijo de un violador”. En primer lugar, no soy la hija de un violador, soy la hija de una víctima de una violación. A mi madre y a mí nos parece muy desagradable cuando se me describe de otro modo. ¡El violador no tiene ningún derecho sobre mí! Digan a todos aquellos que piensen tales cosas que no me insulten, ni tampoco a mi madre con este tipo de palabras.

En segundo lugar, es simplemente una monstruosidad castigar a un bebé inocente por el crimen de otra persona. La justicia determina que, en una sociedad civilizada, hemos de castigar a los violadores, no a los bebés. ¡Aquellos que quieren matar a niños inocentes son unos bárbaros!

Yo no merecía la pena de muerte por el crimen de mi padre biológico. Mi propia madre biológica intentó matarme en dos abortos ilegales, y ella era pro aborto cuando nos conocimos hace unos 29 años, pero hoy, ambas agradecemos que la ley nos protegiera del horror que supone el aborto, así como en la actualidad las mujeres y los niños de Perú cuentan también con esta protección. Mi madre relata que, en aquel momento, el aborto era la única opción que le ofrecían. No había centros de ayuda familiar para mujeres embarazadas y nadie le daba ninguna esperanza.


En Perú tienen legisladores que han puesto su punto de mira en niños como yo. A ellos les pido que rectifiquen y que no nos utilicen como anzuelo. Yo no quiero ser parte de ese juego en el que debo ser cazada y abatida. Soy una persona y merezco todo el respeto y el derecho a vivir tanto como ellos. Este estigma con el que se pretende marcarnos es deshumanizador y carente de toda moral, no sólo para aquellos concebidos no nacidos, sino también para aquellos que ya lo hicieron y son consecuencia de una violación. El dolor que provoca su odio es enorme y duradero.

Legalizar el aborto en caso de violación y otras excepciones es dejar claro a personas como yo que nuestras vidas son menos valiosas que cualquier otra por la manera en que fuimos concebidas. Imaginen que una nación prohibiera el aborto, pero lo permitiera en casos de bebés concebidos en hogares judíos, de familias católicas o de madres latinas, por poner ejemplos.

Un mensaje así daría a entender que estas personas tienen menor dignidad y no merecen la misma protección que las demás. Sin duda, habría un clamor internacional si la legalización de un perjuicio tal llegara incluso a proponerse, porque todo el mundo se daría cuenta de su enorme carga discriminatoria. Y, sin embargo, sucede lo mismo con mi asociación, donde sufrimos por la maldad y el desprecio constante hacia nuestras vidas. Las madres que han sobrevivido a una violación se lamentan al ver como sus hijos son sistemáticamente marcados y denigrados. Sufren incluso más porque, en ocasiones, se las acusa de no decir la verdad puesto que, si hubieran sido violadas, se da por supuesto que habrían abortado y también porque son mujeres que aman a sus hijos.

Nos reconforta la preocupación por las víctimas de una violación pero estas mujeres tienen mayor probabilidad de morir en el año siguiente a la agresión si han abortado que aquellas que optaron por dar a luz a sus hijos. El Dr. David Reardon, en su libro ‘Víctimas y Victoriosas: Sobre los embarazos, abortos e hijos nacidos de una agresión sexual’, cita los estudios que se han realizado sobre este punto. Después de un aborto, las víctimas de una violación tienen un índice más elevado de suicidio, drogadicción, etc. Los violadores, los pederastas y proxenetas promueven el aborto, porque destruye la evidencia de su crimen y les da vía libre para continuar sus fechorías y abusos. Incluso, en ocasiones la propia madre de una muchacha la ha explotado sexualmente o la ha abandonado a su suerte.

El bebé es siempre el héroe de la historia, por dejar la violación al descubierto, liberando a la madre de una situación abusiva, protegiéndola y sanándola. Así que, si se preocupan de las víctimas, deben proteger a las mujeres de su violador y del aborto, pero no del bebé. El niño no es el enemigo que deba asustarlas. Es absurdo sugerir que una mujer debe sentir miedo de un inocente bebé.

En relación al diagnóstico pre-natal que determina “incompatibilidad con la vida”, es imposible aplicárselo al bebé concebido cuando, en realidad, ya es un ser humano vivo. Mientras haya un latido del corazón, hay vida y hay esperanza. Los médicos que aconsejan el aborto en estos casos son los que realmente tienen un corazón enfermo y demuestran su falta de humanidad cuando se niegan a tratar a esos bebés cuyos padres no quieren abortar. Una mentalidad eugenésica se impone cuando se permite el aborto por cualquier razón.

Veo el lenguaje que usa el lobby abortista internacional y cómo intenta menospreciar a las naciones pro vida como Perú, tachándolas de anticuadas o “tercermundistas”, como si la eliminación de los más vulnerables fuera algo “progresista”. La verdad es que Perú es una nación moralmente superior porque han establecido los rasgos más importantes que una cultura debe tener, una cultura donde la gente es amada, respetada, protegida y aceptada. El sacrificio de un niño, eso sí es anticuado. Peruanos, por favor, no empiecen a favorecer una cultura de discriminación y de muerte.

Hace unos pocos años, empezamos SalvarEl 1, la sección española de Save the 1, porque nos dimos cuenta de que América Latina estaba en el punto de mira de los partidarios del aborto. De hecho, están usando el supuesto de la violación para intentar legalizar el aborto a la carta por cualquier razón durante los nueve meses de embarazo, a expensas del contribuyente, tal y como sucedió en los Estados Unidos. Sabemos lo importante que son nuestros testimonios porque son historias de vida que impactan emocionalmente más que cualquier argumento que pueda aportarse.

En los Estados Unidos la decisión de la Corte Suprema en el caso Roe vs Wade supuso un hito importante en la historia del aborto en mi país porque lo hizo legal en todo el territorio nacional. Norma McCorvey –su nombre real era Jane Roe- era una mujer embarazada cuyo abogado le aconsejó mentir sobre el hecho de haber sido violada por una banda. Años más tarde, ella misma buscó revocar el signo de su causa judicial, sintiendo sobre su conciencia el peso de los millones de almas que cada año eran abortadas por culpa de aquella sentencia de muerte. Alrededor de 60 millones de niños y niñas han sido asesinados sobre la mentira de una violación que nunca existió. Los defensores del aborto lo saben y por eso explotan el supuesto de la violación para abrir la puerta que ha de permitir el exterminio de cualquier ser humano concebido y todavía no nacido.

En cualquier lugar donde hablo, hago mención a ustedes los peruanos, y su VALIENTE Y FIRME defensa de la vida; de cómo luchan día a día a favor de la vida, como si su propia vida dependiera de ello; como hace un año y medio, el pueblo de Perú dijo NO a los muchos intentos por legalizar el aborto en casos de violación, y como un mes después, más de 500.000 personas participaron en la Marcha por la Vida en Lima. En Estados Unidos tuvieron que pasar 40 años desde la legalización del aborto para poder congregar a tanta multitud en una marcha por la vida.

Todas las personas con las que hablo se muestran impresionadas de cómo en Perú han conseguido reunir a tanta gente y también por el hecho de luchar por la vida de la persona concebida en una violación. ¿Saben ustedes cuánta gente asistió a la Marcha de la Vida en Estados Unidos cuando se empezó a legalizar el aborto por violación en los estados sureños a finales de los años 60? ¡Ninguna! No hubo ninguna marcha porque apena hubo alguien que se preocupara por esos niños. No fue hasta que el aborto se legalizó bajo cualquier circunstancia que se empezó a organizar concentraciones por la defensa de la vida. Eso no ha sucedido en Perú. ¡La gente de este pueblo son más sabias y cuidadosas! ¡LOS FELICITO!

Cuando me pidieron hablar en Perú en el Primer Congreso Internacional DEFIENDE LA VIDA PERU, lo primero que pensé fue que tendría la oportunidad de conocer a esas  personas que son héroes para mí  y que constituyen una fuente muy valiosa de información y coraje. Perú demuestra al mundo entero cuán valiosa es toda vida humana. Son modelos y ejemplos pro vida para todos.

Recientemente, los promotores del aborto han intentado introducir un nuevo proyecto de ley en Perú para legalizarlo en caso de violación. Los partidarios de la muerte y la destrucción no van a cesar en su empeño. Por eso, les pido de corazón a la buena gente de Perú a que no se rindan. Por favor, no dejen que vuestra nación se convierta en un campo de exterminio como Estados Unidos, como Canadá y como tantos otros países de Europa y Asia. No derramen la sangre de niños inocentes peruanos en esta tierra de vida. Continúen protegiendo la vida desde el inicio de su concepción, de cada una de ellas, ¡sin excepción!


BIOGRAFÍA: Rebecca Kiessling es la fundadora y presidenta de Save The 1 (Salvar el 1). Es esposa, madre, abogado, conferenciante internacional, escritora y activista. Ha hablado en los Parlamentos de diversos países, incluyendo Brasil, Chile, Irlanda, Irlanda del Norte, Polonia, Malta, Canadá y en el Congreso de los Estados Unidos; también en muchos de los parlamentos de los Estados americanos. Ha colaborado en la creación e introducción de proyectos de ley para proteger a las víctimas de violación y a sus hijos. Como abogado, ha litigado en numerosos casos concernientes a mujeres víctimas de violación y a sus hijos. Es también co-fundadora de Defensa del Embrión.


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