Saturday, April 1, 2017

En Planned Parenthood solo hay anticoncepción y aborto

Ramona Treviño Ex Directora de Planned Parenthood en Sherman, Texas.
Por Mariana Schroeder


Ramona Treviño creció siendo católica y pro vida. Al quedar embarazada a los 16 años escogió la vida para su bebé que ahora es una hermosa jovencita con muchísimas cualidades.

Madre ahora de 5 niños nunca se imaginó que detrás de Planned Parenhood lo único que encontraría sería anticoncepción y aborto. Ella realmente creía en poder ayudar a las mujeres en necesidad y confiaba en que esta institución apoyaba a la mujer integralmente, como una clínica con servicio ginecológico; pero la realidad era muy diferente.

Una amiga la recomendó para la dirección de la oficina de Planned Parenthood en Sherman, Texas y la idea le pareció cautivadora. La necesidad del trabajo, junto con el poder hacer algo por las mujeres texanas, le pareció la combinación perfecta, así que acepto. Además, el trabajo se acopló perfectamente a sus necesidades pues era bien remunerado y solo 3 veces a la semana lo cual compaginaba muy bien con su rol de madre.

A pesar de ser pro-vida y no estar de acuerdo en el uso de anticonceptivos al aceptar este trabajo tomo una actitud de “cada quien su vida”. Sentía que al expresar abiertamente el ser pro-vida estaba juzgando a sus clientes. Pero con ese pensamiento se auto engañaba y trataba de calmar su conciencia diciendo: “Es mejor que estas jovencitas tomen anticonceptivos a que aborten, o que tengan un bebé del que no se harán cargo”. Pero la situación cambio al darse cuenta de que a pesar de que no se realizaban abortos en la clínica a su cargo, ella tenía que referir y proveer información de donde realizarse uno.

Sus esfuerzos por salvar vidas al referir a las mujeres buscando aborto al centro de ayuda para la mujer de Sherman fueron frenados por sus superiores al enterarse de lo que estaba haciendo.

Todo esto hacia que sus sentimientos de culpa crecieran cada día más, pero no se sentía capaz de renunciar. Sentía que, a pesar de todo, estaba ayudando a algunas mujeres y estaba preocupada de, en caso de renunciar, el bienestar económico de su familia.

Poco a poco se fue dando cuenta de que detrás del slogan de ayudar a la mujer se escondía un negocio multimillonario, no escatimaban en pedirle que incrementara su clientela y los servicios que vendía su clínica: anticoncepción y aborto para otras clínica de la empresa; pero donde no existían ni mamografías ni ningún otro tipo de servicio de salud para la mujer.

Su desasosiego llego al límite cuando Lila Rose publicó los videos en los que Planned Parenthood no solo no daba parte a la policía sino también encubría y daba consejos a los tratantes y abusadores de menores. Ramona creyó que estos videos eran fabricados, que PP jamás podría estar detrás de algo tan bajo y vil. Su sorpresa y desilusión fue enorme al ser requerida a asistir a una junta para recibir entrenamiento respecto a estos videos. Al llegar a dicha junta comenzaron a mostrar los videos y a hablar de cómo detectar cuando están siendo grabados tanto en persona como por teléfono y la forma de contestar preguntas de manera no comprometedora. Ramona se atrevió a levantar la mano y preguntar cuando se tocaría el punto de cómo entrenar a sus empleadas para detectar si se está frente un caso de violación o tráfico de personas a lo cual le contestaron tajantemente que ese no era el tema a tratar en la junta. Sintió tanta repugnancia que le costó contenerse y recuerda que en ese momento supo que tenía que buscar otro trabajo, que no podía seguir trabajando para PP.

Dios fue guiándola poco a poco. Gracias a la Radio Católica  ETWN escuchó el testimonio de Abby Johnson, exdirectora de Planned Parenthood en Bryan Texas. Se sintió completamente identificada con ella ya que Abby también es católica y había sentido la presión de no poder dejar el trabajo debido a la remuneración económica, pero había descubierto el verdadero propósito de su exempleador, la empresa más grande de aborto en el mundo entero.

Sin embargo Ramona no dio su brazo a torcer hasta un poco más adelante, cuando hubo algo que le dio la fuerza y paz interior para renunciar. Una campaña que comenzó en Bryan, Texas y ayudó de igual manera a Abby Johnson y ahora llegaría hasta las puertas de su clínica en Sherman: 40 días por la vida. Una campaña de oración, ayuno y vigilia pacifica por el fin del aborto, esta se lleva acabo 2 veces al año, durante la cuaresma y en el otoño.


Ramona, como muchas otras personas que trabajan en la industria del aborto, más que apoyo económico lo que necesitaba era apoyo espiritual. Con motivo de la cuaresma decidió acercarse más a la iglesia y comenzar a rezar el rosario. Una noche después del trabajo tuvo la valentía de acercarse a las personas orando afuera de su clínica como parte de la campaña de 40 días, tenía miedo de enfrentarse a reclamos u ofensas, pero no solo tuvo oportunidad de pedirles oración, sino que también se dio la “Dioscidencia” de que le regalaron el libro de Abby “Unplanned” y pudo conocer más a fondo su historia.

Terminó la cuaresma y con ella la campaña de 40 días por la vida. Ramona seguía posponiendo su renuncia, tenía miedo, le faltaba valor. Este valor llego el Domingo 1 de Mayo del 2011, en que la Iglesia Católica celebra la Divina Misericordia además de la entonces beatificación de San Juan Pablo II. Durante la Misa al entonar la canción “Pescador de hombres” sintió como Jesús le llamaba a dejar su pasado en la arena y junto a Él buscar otro mar… ese Viernes fue su ultimo día de trabajo en Planned Parenthood.


 Desde entonces Ramona se ha dedicado a defender la vida y a compartir su testimonio de vida. En el 2015 publico su primer libro “Redimida por la Gracia” y trabaja activamente con asociaciones Pro-vida como 40 días por la Vida, ha participado en entrevistas con Lila Rose para LiveAction, colaborado directamente con el Comité Católico Pro-Vida del Norte de Texas, y es miembro activo de Sidewalk Advocates for Life entre muchas otras.  Además, es una orgullosa mamá que educa en casa (Homeschooler). 

Mariana Schroeder ha colaborado con Ramona Treviño en campañanas pro vida y es editora de Salvar El 1 (Save The 1)

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